"Si el nuevo ministro de Economía Martín Guzmán presenta una propuesta seria sobre reestructuración de la deuda, que cuente con avales como los de Joseph Stiglitz y Jeffrey Sachs, difícilmente será rechazada por el FMI". Así lo cree Stefano Zamagni, presidente de la Pontifica Academia de las Ciencias Sociales (PACS), según reconoció al hacer declaraciones a LA CAPITAL desde Italia.
Por Oscar Lardizábal
En diálogo exclusivo con LA CAPITAL, uno de los principales consejeros económicos del papa Francisco, el italiano Stefano Zamagni (77), reveló las sugerencias del Vaticano para que la Argentina asuma compromisos creíbles y perdurables, que le permitan reestructurar su enorme deuda.
El profesor Zamagni es desde marzo del año pasado presidente de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales (PACS), con sede en el mismo Vaticano, donde tuvo lugar el miércoles pasado un seminario con las presencias del Papa, de la nueva gerente general del FMI, Kristalina Georgieva, del Premio Nobel Joseph Stiglitz, del economista Jeffrey Sachs, del ministro argentino de Economía, Martín Guzmán, y el secretario de Políticas Estratégicas para el Desarrollo, Gustavo Béliz.
Argentina, entre otras políticas, debería aumentar la productividad, luchar sin cuartel contra la renta parasitaria y encarar un ambicioso plan educativo para lograr la transición digital, según puntualizó el profesor Zamagni, un intelectual de prestigio internacional por sus investigaciones sobre la economía social.
Corresponde el lugar común: esta foto vale por muchas palabras para mostrar el nivel del reciente seminario en el Vaticano: el papa Francisco saluda al ministro Martín Guzmán, junto a éste aparece la nueva gerente general del FMI, Kristalina Giorgieva, y luego el economista Stefano Zamagni (nuestro entrevistado); en la segunda línea Jeffrey Sachs y el secretario Gustavo Béliz.
Especializado, entre otras temáticas, en el estudio de la evolución económica de la Argentina, a la que visita asiduamente, Zamagni se expresó de forma contundente respecto de la errática conducta de los gobiernos argentinos respecto del FMI y los mercados internacionales.
“Se suele escuchar en los mercados -dijo- que los argentinos no son personas serias, que prometen una cosa y que después no cumplen. Ustedes deben asumir compromisos que después logren mantener en el tiempo”.
Para este italiano que ya es ciudadano honorario de la ciudad de Rosario y visitante ilustre de Mar del Plata, (el ex presidente Mauricio) “Macri empeoró las cosas en la Argentina con su receta neoliberal; fue como ir a un médico malo y que te dé los remedios equivocados”.
También llamó la atención sobre la falta de capacidad y conocimiento de algunos ministros anteriores (no puntualizó quiénes y con qué anterioridad) que cuando llegaban a Washington “parecían no saber cómo defender los intereses de la Argentina”.
Pero en cuanto a Martín Guzmán señaló que le impresionó “muy bien” y apostó a que una próxima propuesta del nuevo ministro argentino, para reestructurar la deuda, que sea avalada por Stiglitz y Sachs difícilmente sea rechazada por el FMI.
Al designarlo como presidente de la Academia Pontifica de las Ciencias Sociales, en marzo de 2019, Bergoglio confirmó una trayectoria brillante de Stefano Zamagni, que une las universidades de Milán, Parma, Oxford y Bolonia, entre otras.
“Un problema moral”
Apenas establecida la comunicación telefónica con Italia, Zamagni aclaró que en el referido seminario (titulado “Nuevas Formas de Fraternidad Solidaria de Inclusión, Integración e Innovación”) “no se habló sólo de la Argentina, sino de las situaciones de endeudamiento de países que en un tiempo se los refería como en vías de desarrollo y que hoy no logran compensar sus deudas. Porque se trata de deudas con un nivel tan elevado que para pagarlas se necesitaría poner a disposición de ese objetivo toda la economía del país, y así aumentar el nivel de la pobreza y de la injusticia.
Se habla de “Las Nuevas Formas de la Solidaridad”. En otras palabras, se trata de entender que si en el pasado fueron cometidos errores de parte de varios gobiernos, al crear una enorme deuda pública -e Italia es uno de estos países… insisto: no es sólo el caso de la Argentina-, se debe reconocer también que hoy imponer la compensación de las deudas equivale a mandar a morir de hambre a centenares de millares de personas. Entonces, ya estamos ante un problema de naturaleza moral, no sólo económica.
-Y en este sentido, ¿se pudo avanzar con el seminario?
-Ciertamente, se avanzó con la sugerencia de distintas medidas. Consistía, lo aclaramos una y otra vez, en un seminario de estudio, en el que no se habrían de tomar decisiones. Estas corresponderán a los organismos internacionales, en diálogo con los gobiernos. Nosotros (desde el Vaticano) nos limitamos a hacer las sugerencias, entre ellas la de ver cómo evitar que, antes o después, vuelvan a generarse estas deudas.
-Decía, profesor, que nos encontramos ante un problema moral…
-Sí. Mire: en algún momento se hizo referencia a una antigua ley hebraica que aparece en el Antiguo Testamento, según la cual cada 25 años, esto es en el Alo de Jubileo, eran canceladas todas las deudas. Y así se podía volver a empezar. Es claro que algo así, tal cual, hoy no se puede hacer pero el principio se mantiene, ese principio hebraico del año jubilar.
-Y entonces…
-Entonces, actualizar ese principio es en el presente algo que compete a las organizaciones internacionales, en particular al Fondo Monetario Internacional. Estaba presente en el seminario la nueva directora general del FMI, Kristalina Giorgieva, y ella se mostró disponible a estudiar el problema, para dar precisamente aunque sea una parte de solución a estas situaciones que no sólo alcanzan a la Argentina, sino también a Chile, Venezuela, Brasil, por mencionar sólo a países de América Latina.
“Se suele escuchar en los mercados que los argentinos no son personas serias, que prometen una cosa y que después no cumplen. Ustedes deben asumir compromisos que después logren mantener en el tiempo”
Compromisos creíbles
-¿Y qué compete a los Estados deudores?
-Es claro también que para obtener una reestructuración de la deuda se necesita que los países se comprometan a actuar en una cierta dirección. Esta es la novedad: porque en el pasado se decía “cancelamos deuda” pero los países continuaban a generarla y de este modo, después de dos o tres años, se estaba como al principio. Así, esos países pierden la credibilidad. Si ahora los países piden la reestructuración de sus deudas deben comprometerse con atención a sus propias cuentas específicas.
-¿Puede mencionar, por favor, algunas de las sugerencias planteadas?
-Cómo no. De varias le voy a mencionar tres, y ahora sí haciendo alusión en especial a la Argentina.
* La primera: Aumento de la productividad. Porque el drama de la Argentina es que su productividad es demasiado baja, es muy baja.
* La segunda: Se necesidad actuar de inmediato en la lucha contra la renta parasitaria. También en la Argentina hay un exceso de renta parasitaria, esa que lleva a la ruina porque no crea valor. Y me refiero no sólo a la renta financiera sino también a la inmobiliaria. “La renta de las pampas”, suelo decir cuando hablo de la Argentina. Y son varias las formas que toma esta renta, que no es el resultado de una actividad productiva sino la consecuencia del derecho de propiedad. Si hoy -digamos como ejemplo- soy propietario de unas 10.000 hectáreas de tierra porque las heredé y no hago nada con ellas pero igualmente recibo un pago, debemos preguntarnos si algo así es lícito y si existen verdaderas acciones positivas detrás de ese pago.
¿Cuándo hay acciones positivas? Cuando trabajo y recibo el salario, ya que éste remunera mis horas de trabajo y también si mi empresa obtiene una utilidad, es claro que ésta se obtiene porque es el fruto de un proceso productivo. Pero quienes logran una renta financiera, o una renta inmobiliaria y aún una renta burocrática y no producen nada, son como un cáncer que te lleva todo, sin darle nada a nadie.
Renta parasitaria
-¿Es grave el tema de esta renta improductiva en la Argentina?
-La renta, lo determinan los estudios económicos, no puede superar el 15 ó el 16 por ciento del Producto Bruto Interno, pero en la Argentina es del 40 por ciento. Y esto hace que la Argentina no se pueda desarrollar. Es como un parásito.
-Antes de que nos exprese la tercera sugerencia, le pregunto: ¿no es necesario alcanzar un amplio acuerdo político, incluyendo oficialismo y oposición, para afrontar temas tan difíciles?
-Sí, obviamente que se requiere un amplio acuerdo político. Y tampoco se pueden esperar resultados inmediatos. Debe ser gradual, pero se debe comenzar ya. Se comienza por este año recortar esa renta improductiva un dos por ciento, y el año que viene otro dos por ciento, y seguir así. Gradualmente pero sin apartarse del camino y del compromiso asumido. Lo importante es dar señales claras a los mercados, en los que se suele escuchar que los argentinos no son personas serias, que se comprometen a una cosa y después no cumplen. Ustedes deben hacer promesas y asumir compromisos que después logren mantener en el tiempo. De tal modo, gradualmente, cumpliendo, en un lapso de diez o a lo sumo 15 años podrán salir de la actual situación. En ese tiempo, los mercados internacionales irán volviendo a tener confianza respecto de la Argentina.
“En la Argentina hay un exceso de renta parasitaria, esa que lleva a la ruina porque no crea valor. Y me refiero no sólo a la renta financiera sino también a la inmobiliaria. “La renta de las pampas”, suelo decir cuando hablo de la Argentina”
-¿Y la tercera sugerencia, profesor?
-Creo que es la cuestión más delicada. Es la de la educación, una educación adecuada a la transición digital. Y en esto la Argentina está muy atrás, porque produce muy poco en materia de “brevetti” (palabra italiana equivalente a la nuestra “patentes”) sobre digitalización, robótica o inteligencia artificial. Es así, que la Argentina prácticamente debe comprar afuera todas estas cosas y así gasta muchísimo. La paradoja es que tenemos un pueblo como el argentino que es muy inteligente y tiene el potencial para hacer todas estas cosas. Entonces, yo me pregunto: ¿por qué no lo hacen? Así de simple es el punto. Si el pueblo argentino no fuera desarrollado culturalmente, uno podría decir y bueno, no pueden hacerlo, pero sí lo pueden lograr porque son inteligentes, capaces. Yo conozco muchísimos laboratorios de investigación argentinos pero el problema es que no se quiere dar a estos investigadores la ayuda y los recursos necesarios para que generen nuevas patentes.
La economía de hoy en el mundo está toda basada en la innovación, ya no está basada sobre la posesión de la tierra o del petróleo. Es la innovación, la clave. ¿Cuántas serán las personas que hoy en la Argentina trabajan en el desarrollo de la inteligencia artificial? ¿Serán más de 1.000? ¿Serán más? No sé, seguramente son demasiado pocas. Porque sin esto las empresas no podrán lograr las transformaciones para una nueva organización del trabajo.
-Parece oportuno a esta altura, profesor, repetir las tres sugerencias, pero en forma sucinta.
-De acuerdo. El primero, aumentar la productividad. Se necesita trabajar seriamente e intensamente. Trabajar, no fingir que se trabaja. Y trabajar de manera productiva.
Segundo: la lucha contra la renta parasitaria, que es un verdadero cáncer.
Y tercero: un plan de desarrollo educativo, en especial a nivel universitario que sirva para convertir los laboratorios de investigación en lugares para la producción de alta tecnología. Y de hacerlo bien, la Argentina podría exportar conocimiento y a la vez mejorar muchísimo el rendimiento de sus propias empresas.
El último préstamo del FMI
-Más allá del seminario, profesor Zamagni, ¿no hubo irresponsabilidad del FMI con su último préstamo a la Argentina, de nada menos que 50 mil millones de dólares?
-Sí, evidentemente, el Fondo tiene su responsabilidad en lo ocurrido. Pero también hay muchos que creen que el Fondo es como la Cáritas de la Iglesia Católica y yo sigo preguntándome cómo hay gente en la Argentina que puede razonar así. Es obvio que no se pueden esperar del fondo acciones de asistencialismo. A lo sumo puede ofrecer una “regalía” (dicha en italiano, admite ser traducida como “quita”). Y luego es obvio que al Fondo no se le puede echar toda la culpa, porque bien podrían decir en el Fondo: ¿por qué ustedes, argentinos, no son capaces de defender sus propios intereses? ¿Porqué mandan aquí a Washington -dijo la ciudad donde tiene la sede el Fondo- ministros que parecen no entender y que no saben defender los intereses de la Argentina? ¿Por qué no envían personas que trabajen y sean bien inteligentes y que sean honestas y que cuando estén aquí, en el debate, logren hacer callar a los otros?
-Durante el seminario pudo hablar seguramente con el nuevo ministro de Economía de la Argentina, Martín Guzmán. ¿Qué impresión tuvo de él?
-Me quedé con una buena impresión. Es joven y está en condiciones de establecer un cambio. Es discípulo del Premio Nobel Joseph Stiglitz, que estaba en el seminario, al igual que el economista Jeffrey Sachs. Creo que será posible llegar a una alianza de cultura, porque si el nuevo ministro de Economía de la Argentina hace una propuesta (respecto de la deuda) y a continuación Stiglitz dice que esa propuesta es válida, y otro tanto hace Sachs, veremos si habrá una voluntad para contradecirlos.
-¿En temas como los que esta analizando cuánto influye el mal de la corrupción?
-La corrupción… veamos: ¿En Washington, en Estados Unidos, no hay corrupción? Según un informe de Sachs, precisamente, en el gobierno norteamericano hay un nivel de corrupción superior al de la Argentina. El error de la Argentina ha sido el de creer que el error es de los otros. ¿Y en Italia no hay corrupción? Por cierto, en Italia y en los Estados Unidos la corrupción es altísima pero sus economías van bien.
No es la culpa de la corrupción sino de cómo la corrupción es utilizada. En Estados Unidos las grandes empresas corrompen pero para generar utilidad y ensanchar la base productiva, y así hasta se crean nuevos puestos de trabajo. Pero en la Argentina se observa una corrupción que tiende a tomar el dinero, a meterlo en el propio bolsillo y llevarlo a los paraísos fiscales.
“En la Argentina se observa una corrupción que tiende a tomar el dinero, a meterlo en el propio bolsillo y llevarlo a los paraísos fiscales”
La corrupción es una plaga que llega a todos lados. Porque también está la corrupción de la burocracia. Y siguen las preguntas: ¿por qué algunos países, no obstante la burocracia, van hacia adelante y otros no. Porque el problema es quien está en el timón del barco, es decir quién guía la actividad del gobierno. Ante ese timón se debe tener a personas inteligentes, capaces, que tengan una profunda cultura, y por esta cultura se puede entender cuáles son las reglas de las recomendaciones racionales. Y, por supuesto, meter en el gobierno personas que sean creíbles. Que si dicen una cosa, luego la cumplan.
La receta neoliberal
-A propósito de quien está ante el timón ¿Qué observación puede hacer del anterior gobierno argentino?
-El problema ha sido que (Mauricio) Macri con su receta neoliberal ha empeorado las cosas en la Argentina. Pero yo lo había advertido años atrás, pero no me creyeron. Me dijeron: ahora la Argentina quiere ir al neoliberalismo. Y quienes me decían eso es evidente que no entienden nada de economía ni de análisis social. Porque es como ir a un médico que no es bueno y que termina dándote remedios equivocados. Quedó demostrado que la medicina neoliberal para la Argentina estaba equivocada.
Ahora creo que las cosas van a mejorar. Este es mi augurio. El pueblo argentino es noble y merece ser ayudado y, sobre todo, merece que le renueven la confianza.
Las preocupaciones del papa Francisco
-Profesor Stefano Zamagni, ¿ve preocupado al papa Francisco por la situación de la Argentina?
-Sí, claro, está preocupado por la Argentina… es su país, pero claro que le ocupan y preocupan las cosas que suceden en otros países donde los cristianos son perseguidos y asesinados, y esto en la Argentina no sucede. Es obvio que siendo él argentino, le gustaría ir a la Argentina pero ya han pasado casi siete años y no ha dio, lo que es una consecuencia de la realidad argentina. Sí ha estado en todas partes, menos en China y en Argentina. Lo que él no quiere es que yendo a la Argentina se agudice el conflicto interno y por lo tanto no se decide a viajar por el bien de la paz. Yo creo que las cosas en la Argentinas van a andar mejor porque veo que existe un espíritu nuevo.
En 2006, visitante ilustre de la ciudad
De las numerosas veces que el profesor Stefano Zamagni visitó la Argentina, una tuvo especial significación en Mar del Plata. Fue en julio de 2006 cuando dictó una conferencia en el aula magna de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional. La exposición tuvo el título “Impacto de la Globalización sobre países en transición: el caso de la Argentina”.
Ya en aquel momento se destacaba de su amplio currículum el ser miembro de la Academia Internacional de Economía, consultor de la Comunidad Europea, y el haber ocupado todos los roles en la Universidad de Bolonia, ciudad de la Emilia Romagna, de la que su esposa, Vera Negri, fue intendente.
Dialogando con el periodista Gabriel Aldao en un reportaje de LA CAPITAL publicado el 23 de julio de 2006, Zamagni hacía una advertencia sobre la economía argentina que seguiría pregonando hasta el presente, sin que “fuera escuchado en el país”, como hoy él mismo admite.
“Las empresas con fines de lucro son importantísimas -expresaba hace más de trece años- y deben existir, pero no lo son todo. Tal vez esto no se entiende aquí porque en Argentina tienen sólo empresas capitalistas y no de las otras, como las de tipo social y las cooperativas”.
En esa oportunidad, el Concejo Deliberante de General Pueyrredon lo distinguió como “Visitante Ilustre de la ciudad de Mar del Plata”.